Manjares inesperados: El club de los gourmets de Junichiro Tanizaki

El club de los gourmets de Junichirō Tanizaki. Ilustrado por Yuko Nakajima. Gallo Nero.

Uno de los elementos que me ayudó a apreciar la escritura de Junichirō Tanizaki es haber leído antes El elogio de la sombra porque El club de los gourmets (sólo tiene 80 páginas) no cuenta una gran historia, sino un libro sencillo que pone a prueba la imaginación, los sentidos y  la introspección.

El club de los gourmets habla precisamente de un grupo de hombres que lo tienen todo y aparentemente ya lo han probado todo en cuanto a comida. Quieren más. Algo que los haga sentir esa sensación placentera que experimentan cada vez que prueban un nuevo plato y están en la búsqueda de ello por diferentes partes de Japón. Uno de ellos, el líder, encuentra los elementos claves para ello y si antes la situación antes ya era una locura, ahora parece que irá peor como nos lo señala el narrador.

Lo disfrute mucho porque Tanizaki tiene la habilidad de describir de manera puntual pero le da al lector la oportunidad para que deje volar su imaginación y construya en su mente y en su paladar los sabores que posiblemente estén experimentando el club de los gourmets y aunque no tenga con que comparar esas delicias (hay alimentos asiáticos que jamás he probado) ni pueda armarlo completo, el cerebro elabora una idea de lo que puede ser de acuerdo a lo que uno ha degustado u olfateado.

El libro es sencillo: los personajes, el ritmo, la historia, etc. Cualquiera puede leerlo y va a deducir el mensaje principal porque así lo escribió Tanizaki. La gracia reside en la habilidad del japonés para describir los alimentos que van comiendo el club de los gourmets y que resulta en una lectura estimulante para la imaginación y los sentidos, destreza que conocí en El elogio de la sombra donde habla sobre el arte de la apreciación de la sombra, un arte que el autor se queja que se está olvidando en una época que Japón está entrando en la modernización y con ello vienen las luces fulgurantes que espanta todo atisbo de oscuridad y que Tanizaki considera que ella es uno de los tantos elementos necesarios para apreciar la belleza de lo que nos rodea y lo hace con sendas descripciones que lejos de aburrir, resulta en un cambio de perspectiva sobre la vida y la belleza. 

Me gusta que gracias a las letras de Tanizaki, mi mente y mis sentidos sean estimulados y recuerden qué hay más opciones para apreciar algo, sea una vela o un alimento y a su vez le da una riqueza a la vida que a veces olvidamos a apreciar por limitarnos a un solo elemento cuando existen detalles que puede darle una forma completa a algo tan sencillo, sin olvidar los peligros que acarrea los excesos.

Es una lectura ideal perfecta que permite, si estás dispuesto, a que abras tu mente a otras formas de ver la vida desde un lugar sencillo. No es un libro complejo, simplemente una historia sobre un club de gourmets acompañada de las bellas ilustraciones de Yuko Nakajima que enriquecerán tu lectura y tu imaginación.


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